Campeonato de fútbol

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A mis 11 años, era un futbolista imparable (por lo menos eso pensaba yo) y mi posición principal siempre fue ser defensa. En un campeonato de barrio ganamos y con mucha alegría nos preparábamos para otro campeonato pero esta vez entre barrios. Estuvimos muy felices por esa hazaña, pues nos costó mucho entrenamiento llegar ahí.

Salíamos de casa cada sábado y domingo a las 7am, corríamos unos 20 minutos de ida a la cancha de fútbol y jugábamos unas 3 horas. De lunes a viernes, jugábamos casi todos los días luego de la escuela. Para nosotros más que entrenamiento, era diversión.

Cuando llegó la fecha esperada estábamos listos para todo. Así que avanzamos en cada partido, ganando y superando al rival nos posicionamos entre los 8 mejores equipos, tan cerca de la copa.

En octavos de final, frente al primer rival, noté del otro equipo un compañero de escuela, Luis, un buen delantero, con muchos goles de experiencia. De más está decir que le causé sorpresa pues yo nunca figuré en fútbol en la escuela, era simplemente que no me dejaban jugar, pues tenían un grupo muy cerrado en ese entonces y sólo algunos podían hacerlo.

Fue el saludo de manos de Luis, no lo dijo con soberbia pero sí con complacencia, agradeciendo al destino que fuese yo quien estaba de defensa.

De más esta decir que ganamos 3 a 0, y yo mismo me encargué que Luis, con su increíble fútbol, no meta ningún gol y al parecer, lo hice bien.

En el transcurso de todos los demás partidos, me encontré con muchos futbolistas de mi escuela, sorprendidos más ellos que yo mismo, pues no era el fútbol que les había mostrado durante la época de escuela, pues en mi círculo de amigos practicábamos más el básquet.

Me sentía otro, no sé si porque en mi equipo éramos amigos de barrio o quizás el entrenamiento, o más creo yo es que tenía tanto que demostrarles que dí todo de mi.